miércoles, 8 de septiembre de 2021

¿Jesucristo es Dios?

La respuesta es . Esta doctrina bíblica se consolida tanto en versículos neotestamentarios - relativos al Nuevo Testamento - como veterotestamentarios - relativos al Antiguo Testamento . 

Setecientos años antes de la encarnación, Isaías profetizaba lo siguiente sobre el mesías: 

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Isaías 9:1 

Así se explicita diáfanamente que el mesías entonces venidero además de Hijo, sería Dios. 

El dogma de la deidad de Cristo se reafirma en el comienzo del libro de Juan: 

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios

Juan 1:1  

Tomás se dirige a Jesús como "Señor mío" y "Dios mío". Cabe destacar que "Señor" es un término que en el cristianismo alude directamente a Dios. 

 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
Juan 20:22

Pablo se refiere a Jesús como "Dios sobre todas las cosas":

De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén

Romanos 9:5

Tito afirma a Jesús como "Dios y Salvador", pues fuera de Dios no hay quién salve.

Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
Tito 2:13

Dios Padre deja manifiesta la deidad de su hijo, dirigiéndose a Él como Dios:

Mas del Hijo dice:
Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

Hebreos 1:8

Elisabet recalca que María es la madre de "su Señor", es decir, Jesucristo: 

¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

Lucas 1:43

Zacarías, padre  del heraldo de Jesucristo, Juan Bautista, decía de su hijo que "entraría en la presencia del Señor":

Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado;
Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;

Lucas 1:76

Un ángel se presentó ante José, María y el Niño afirmando el señorío de Jesús:

Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

Lucas 2:11

David establece una clara distinción entre el Yahvé y Jesucristo - "mi Señor" -: 

Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Salmo 110:1

Jesucristo inquiere con el antecitado salmo ante los fariseos, revelando su condición mesiánica y divina: 

Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? 

Le dijeron: De David. 

El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:

Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 

Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?
Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.

Mateo 22:41-46

El Apóstol Pablo arroga a Jesús la creación de todas las cosas; no cabe pensar otra cosa más que Jesucristo sea Dios, y que Él formara parte del Señor, y que Él sea el Señor. 

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos

Hebreos 1:10

Dios confesó su nombre a Moisés para que lo transmitiera a los hijos de Israel,  "Yo Soy" :

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

Éxodo 3:14

Dicho nombre vuelve a aparecer en el evangelio de Juan, esta vez dicho por el mismo Jesucristo: 

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

Juan 10:7

Cristo se designa a sí mismo como "el Alfa y la Omega, el principio y el fin" y "el que era, el que es, y el que ha de venir" así también como el "Todopoderoso"

Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Apocalipsis 1:8
 
Jesús imparte con autoridad las enseñanzas escriturales, enfatizando la preeminencia de su palabra sobre la de los profetas, pues la suya es la palabra del mismísimo Dios. 

Oísteis que fué  dicho[...] Mas yo os digo...
Mateo 5:43-44

Jesús recibe adoración en las escrituras, lo cual demuestra irrefutablemente su condición divina, tal como lo fuere desde el inicio de su vida "se postraron y lo adoraron" (Mateo 2:11), cuando el pueblo de Israel clamaba "¡hossana!" a su paso por Jerusalén (Mateo 21:19) o en el antecitado versículo de Juan 20:22, cuando Tomás se dirige a Jesús como "Señor mío" y "Dios mío", entre otros muchos ejemplos. 

Solo Dios y no otro puede recibir adoración. Pues así está escrito: 

Temerás sólo al SEÑOR tu Dios; y a El adorarás, y jurarás por su nombre.

Deuteronomio 6:13 

De ahí que el apóstol Juan reprendiera a Cordelio cuando este intenta adorarlo: 

Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre.

Hechos 10:25-26

Entonces caí a sus pies para adorarle. Y me dijo: No hagas eso; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús; adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. 

Apocalipsis 19:10

En última instancia, solo Dios tiene la potestad de perdonar y, consiguientemente, de salvar. La naturaleza redentora de Jesucristo no sería posible sin su divinidad. 

Y a ella le dijo: Tus pecados han sido perdonados. Los que estaban sentados a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este que hasta perdona pecados?

Lucas 7:48

"¿Quién es este que perdona a los pecados?" La respuesta nos ha sido dada en las escrituras: es Dios. 

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